Consulta de psicología y sexología

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domingo, 12 de octubre de 2008

El Sentido de Humor




El humor provoca la risa y este reflejo humano representa nuestra alegría, pero también descarga el estrés acumulado, neutraliza la ansiedad y ayuda a superar situaciones. La gran virtud del sentido del humor es que facilita la vida, y probablemente, la prolonga. De esta idea parto para guiar al profesional de la salud desde consideraciones teóricas hasta implicaciones más prácticas que permiten utilizar el humor como una herramienta más de trabajo.

El sentido de humor tiene un enorme poder protector, principalmente nos alivia la tensión emocional, el miedo y la inseguridad. El sentido de humor actúa liberándonos de obsesiones destructivas.

Las situaciones de humor nos pueden provocar un reflejo fascinante, la risa. La risa, además de de representar nuestro júbilo, nos permite descargar el estrés que acumulamos, neutraliza la ansiedad reprimida y nos ayuda a superar situaciones desplacientes. La risa nos oxigena, alimenta en nosotros una perspectiva jovial y despegada de las frustraciones y sinsentidos cotidianos.

En condiciones extremas de dolor y pérdidas hay que aprender a mantener la ilusión por la vida y poder atender la salud de los demás en óptimas condiciones. La ilusión en el trabajo nos es tan solo para la consecución de objetivos o superar dificultades, también esta relacionada con la propia diversión, la alegría y con ser capaz de compartir las bromas y las ocurrencias. Los profesionales de la salud necesitamos reconocer, aceptar y comprender el sentido de humor para utilizarlo en la práctica como un instrumento de ayuda, y así afrontar consecutivamente el miedo, la frustración y los problemas de salud de las personas, y a la vez prevenir el desgate y el cansancio; para dar un sentido más humano al cuidado que se presta y para encontrar un valor añadido en el trabajo del día a día.

Compartir anécdotas o comentarios jocosos con un paciente supone una de las experiencias humanas más gratas. Percibimos que tenemos la capacidad de poder alegarle el día a otro y adicionalmente pone límites a la cruda realidad. Dice Fernando Savater que “la peor plaga que hace estragos a nuestro alrededor y en cada uno de nosotros es tomarse demasiado en serio a si mismo”.

El humor, como todo el mundo sabe, se expresa fisiológicamente a través de la risa. El mecanismo de la risa se dispara, básicamente, al producirse un contraste ente una norma social, moral o de otro tipo, y una situación dada. Este contraste puede venir por una situación real o bien ser fruto de la imaginación. Cuando se produce el choque, la primera reacción del cerebro es tratar de detener la explosión de risa. Sin embargo, si el sujeto está lo suficientemente relajado, la carcajada es inevitable: el cerebro transmite la orden pertinente a los músculos de la cara y el sujeto empieza a reírse.

Pues bien, algo tan simple como la risa tiene efectos muy positivos sobre el organismo, entre los que cabe destacar la reducción de la presión arterial y la disminución de los dolores, ya que permite desviar la atención del foco de dolor. Además, la risa favorece la entrada de más oxígeno al organismo, por lo que este se relaja considerablemente. También se ha demostrado que la risa rebaja considerablemente el nivel de endorfinas, lo que ayuda a prevenir e incluso hacer desaparecer la depresión.

Pero los efectos de la risa no son solo fisiológicos. Desde el punto de vista psicológico, también resulta muy positiva: por un lado, favorece las relaciones sociales y facilita hacer nuevos amigos, y, por otro, resulta un arma muy eficaz par amortiguar situaciones de tensión o miedo.

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