viernes, 15 de marzo de 2013
EL SEXO ES VIDA
El sexo es la energía
básica que impregna cada célula de nuestro ser; el sexo es nuestro origen y es
un parte fundamental de la vida. Todos los seres vivos precisan de la
sexualidad y gracias a ella podemos gozar de esta esplendida y amplísima paleta
de colores que son todas las especies tanto animales como vegetales,
Principalmente se vive la
sexualidad como una relación entre personas, ya se trate de una vinculación
duradera o de un encuentro ocasional. En gran parte de las relaciones sociales
interviene algún componente sexual, sin que necesariamente sea manifiesto el
contacto físico. Esto es aún más evidente si en estas relaciones intervienen
sentimientos de identidad, aceptación y aspectos emocionales, pues a través de
los demás podemos llegar a conocernos a nosotros mismos.
Independientemente de la
necesaria función reproductiva, los amantes deben hacer más que simplemente
explorar mutuamente sus cuerpos, necesitan hundirse en la psique de la pareja y
elevarse hasta las alturas del Espíritu. El amor físico nos ofrece numerosas
oportunidades para descubrir cosas nuevas sobre nosotros mismos. En tanto que
único acto capaz de otorgar vida, el amor sexual tiene un profundo significado
místico.
Nuestra salud mental está
muy vinculada a la relaciones entre las personas y con los seres vivos en
general, por tanto también relacionada con una sexualidad positiva.
El sexo es algo más que
proporcionarse placer, una parte esencial de la actividad sexual es expresar
sentimiento y emociones. Son estos los responsables de que el sexo nos pueda
proporcionar una vida saludable o de que nos degrade y enferme, moral y
físicamente.
SALIR DEL POZO
La depresión es una de las grandes epidemias de nuestros
tiempos y causa de muchas de nuestras enfermedades y trastornos fisiológicos.
Es algo natural que ante situaciones adversas, nos podaos
sentir abatidos, incluso aunque ese estado abatido pueda durar varios días.
Cuando nos encontramos en esta situación, hemos de saber aceptarla y vivirla
durante el tiempo que sea necesario, ya que en estas circunstancias necesitamos
estar centrados en nosotros mismos, podemos considerarlo como momentos de
reflexión o melancolía.
Sin embargo cuando esto se prologa en el tiempo, cuando
nos empieza a causar problemas relacionales, laborales o de salud, en
definitiva cuando nos preocupa el sentirnos así, es cuando hay que abordar el
problema, antes de dejar que se cronifique.
Cuando nos deprimimos sentimos como poco a poco nos vamos
hundiendo en un profundo pozo, mientras que aun podaos visualizar la luz de la
embocadura, podemos hacer algo por salir del mismo; pero cuando más nos
hundimos más ayuda exterior necesitaremos.
Aquí van algunas recomendaciones mientras aún podamos
hacer algo por nosotros mismos:
El placer es importante
para la salud, como preventivo y como curativo (ayuda a relajarse y protege
contra experiencias desagradables). Para ello, hay que desarrollar
la motivación y desterrar sentimientos de
culpabilidad, no dejarse llevar por la cadena de pensamientos negativos que se
forman en nuestra mente.
Es importante saber
relajarse, evitar el retraimiento, pasear y aprovechar la luz solar (el mejor
antidepresivo). Un general, cuando te sientas depresivo, simplemente haz lo
contrario de lo que te apetece; cuesta dar el primer paso, pero luego te
proporcionará una gran satisfacción.
Relaciónate con las personas de tu entorno,
sal a divertirte, rodéate de gente agradable y disfruta de tus relaciones íntimas.
Disfrutar de tu sexualidad es una de las mejores medicinas.
El buen humor y la risa
mejoran el tono muscular y la respiración, lo que incrementa la cantidad de
oxígeno en sangre.
Conviene controlar la dieta alimenticia, los desórdenes alimenticios, úlceras u otros pequeños
problemas pueden ser la causa de la depresión. Ingerir alimentos que
aumentan los niveles de triptófano (requesón, leche, carne, plátanos, pescado). La Vitamina B3 (niacina) es importante en la
producción de triptófano.
Las fuentes dietéticas de niacina incluyen el
aceite de pescado (como el salmón o la caballa), cerdo, pollo, guisantes y
judías secas, cereales completos, semillas, y cereales secos reforzados.
La avena es el más ligero de los cereales y el
que más aprovecha la luz del sol, la avena ayuda además a conciliar el sueño y
acelera los procesos de formación y desarrollo del organismo.
Tomar alimentos ricos en fenilamina
(soja, almendras, cacahuetes, sésamo), tomar vitamina C (cítricos, Kiwis), tomar magnesio (chocolate,
cereales, legumbres, nueces, mariscos).
Tomar alimentos ricos en proteínas (chocolate,
azúcar) cuidando la dieta,
el consumo moderado de chocolate incrementa la tranquilidad y mejora la
claridad de la mente.
El polen (tiene proteínas, vitaminas B, C y
provitamina A), el lúpulo (disminuye la ansiedad y los problemas de sueño), la
jalea real (tiene vitamina B, fósforo, cobre, hierro, selenio y aminoácidos).
Son muy beneficiosas las infusiones de
hipérico (hierba de San Juan) (también en pastillas o aceite). Incluso puede
ayudar una taza de café, mejora la percepción visual y proporciona calma en el
humor
Y por último, puedes consumir con moderación
alcohol ya reduce la tensión, mejora el humor e incrementa las situaciones de
placer social. Sin embargo, cuando se consume en solitario, y más estando
decaído, acrecienta la depresión.
Las fantasías sexuales
Las fantasías sexuales son productos de la imaginación
que todos somos capaces de crear. Algunas son placenteras y excitantes mientras
que otras pueden resultar desconcertantes y hasta incomodas. Son pensamientos
sexualmente eróticos que constituyen una forma de expresión sexual.
El uso de la imaginación sexual es muy variado. Muchas
veces es usada para inducir o aumentar la excitación sexual, cosa que puede
suceder en solitario cuando no hay un compañero disponible, pero también es
común que sea usada durante la actividad sexual con alguien. Otros la usan para
incrementar la excitación y convertir la situación habitual, en una más apasionada.
La fantasía, no sólo despierta el deseo, también puede
contribuir a la excitación (provocar erecciones y lubricación vaginal), e
incluso puede llevarnos al orgasmo, tal como sucede cuando despertamos con las
sábanas humedecidas tras un estimulante sueño erótico, sin que se haya
producido contacto alguno sobre los genitales.
Hay fantasías que se producen de manera voluntaria y a
las que se puede recurrir en momentos de excitación, masturbación o coito.
Suelen ser fantasías agradables, que no generan gran ansiedad y con las que la
persona se siente muy a gusto.
Sin embargo, hay otra serie de fantasías que no están
tanto bajo el control de la voluntad. Se presentan en la mente sin previo aviso
y con mucha dificultad pueden llegar a evitarse. En caso de producir ansiedad o
malestar pueden resultar especialmente nocivas para el sujeto, dado que pueden
impregnar y echar a perder toda la experiencia sexual.
Pero, no caigas en la tentación de fantasear con otra
persona que no sea tu amante durante el acto amoroso. Tienes que estar presente
con tu amante, emocional y espiritualmente, de manera que tu atención no se
distraiga del intercambio y la sutil mezcla de energías sexuales de ambos.
El peligro de depender de la fantasía sexual es que el
sexo se limite a un viaje mental. Si el sexo se convierte en un juego mental
puede sacarte de lo que sientes y bloquear la parte más profunda de tu ser,
pues no estarás viviendo el momento presente sino proyectándote hacia el
futuro.
Si
tienes fantasías en las que haces daño, o te hacen daño, no te preocupes. Una
fantasía no se lleva a la práctica habitualmente. El único daño que puedes
hacer con estas fantasías es el daño que te haces a ti mismo si te sientes
culpable. No son ningún pecado, piensa en ellas como si vieses una película.
Aunque este tipo de fantasías es mejor no llevarlas a la práctica, ya que la
gente que lo ha probado normalmente se ha sentido mal después.
Si
tienes fantasías en las que tienes relaciones con personas de tu sexo
(fantasías homosexuales), piensa que mucha gente las tiene y que no por eso
significa que seas homosexual. Disfrútalas sin miedo.
Cincuenta sombras
Hay
personas que disfrutan con juegos de apariencia agresiva, bien sea por querer
probarlo todo, o bien por teatralizar la autoconfianza de la que carecen.
Cuando una pareja práctica algún acto físico de dominio o sumisión, lo hacen
con la intención de alcanzar un orgasmo mutuo y a modo de diversión. La sexualidad de la mayor parte de los hombres
muestra una mezcla de agresión, de tendencia a dominar, como forma de vencer la
resistencia del objeto sexual de un modo distinto a los actos de cortejo.
El sadismo se corresponderá implica
actos (reales, no simulados) en los que el sufrimiento físico o psicológico
(incluyendo la humillación) de la víctima es sexualmente excitante, llegando a la satisfacción con el sometimiento y mal
trato de su objeto sexual, no
puede funcionar apropiadamente en relaciones sexuales normales y recurre a
personas, objetos o cosas que no pueden criticarle o hacerle sentir inseguro en
su identidad sexual o en su ejecución sexual. Su necesidad más que sexual es en
realidad psicológica: necesidad de control, necesidad de expresar su
frustración o coraje, necesidad de olvidar sentimientos de inadecuacidad
social, entre otros. La sexualidad se convierte en el instrumento.
Algunos sujetos que padecen el trastorno
pueden dedicarse a sus actos sexuales durante muchos años sin aumentar el
potencial para infligir lesiones físicas graves. Sin embargo, la gravedad de
los actos sádicos suele aumentar con el paso del tiempo. Cuando el trastorno es
grave y se halla asociado con el trastorno antisocial de la personalidad los
individuos pueden lesionar gravemente o matar a sus víctimas.
El masoquista consiste
en el acto (real, no simulado) de ser humillado, golpeado, atado o cualquier
otro tipo de sufrimiento, abarcando un espectro que va desde la exploración directa de la sensibilidad
cutánea y muscular, pasando por el ensayo a prueba de la representación de
diversos papeles, hasta el masoquismo auténtico, que es el deseo de recibir
castigo en expiación de la sexualidad y, en casos extremos, en expiación de la
propia existencia.
Suele darse el masoquismo como continuación del sadismo dirigida
contra el propio yo que se coloca como objeto sexual, por lo que las dos formas
aparecen casi siempre en la misma persona, aunque una de las dos formas se haya
más desarrollada constituyendo su carácter predominante.
La gente habitualmente no está dispuesta a mantener una relación de
pareja con una persona que trata de representar una dominación de que carecen,
mediante la humillación y el rechazo de las personas que les ama, e igualmente
ocurre respecto al masoquista percibido como continuo perdedor, carente de
voluntad e iniciativa.
EL AMOR
El amor es uno de los
recursos más universales para acceder a la felicidad. El amor se encuentra es
el centro de las pasiones y moviliza a todos los sentimientos de su entorno. El
amor puede extraer de cada persona su máximo potencial creador.
El enamoramiento no está
determinado por las cualidades de la otra persona, sino que es el hecho de
estar enamorado lo que hacen manifiestas esas cualidades; no es algo que llega
de improviso, es un momento especial de la existencia, apoyado y estimulado por
ciertas condiciones y situaciones.
Al verse correspondidos los
sentimientos, se desata unos momentos de euforia, sensación de bienestar, una
arrebatadora pasión, embutiéndose de lleno en un mundo subjetivo. Cada uno
conserva y realza sus propios valores y adquiere su máximo esplendor y valía;
percibiendo y compartiendo todo cuanto el otro siente y vive. Más tarde el amor
irá creciendo en madurez y serenidad, pero no necesariamente en extensión y
profundidad.
Aunque, el amor es un
concepto difícil de definir y resulta difícil saber con certeza si uno está
enamorado, pues muchos suelen confundir el amor con otras emociones intensas
como son los celos, el control, con sentimientos de posesión y dependencia de
la otra persona. La
atracción, el deseo sexual y el amor pueden empezar pareciéndose y provocando
el mismo tipo de sensaciones. El amor es, más bien, una mezcla de sentimientos
y comportamientos que perduran a través del tiempo.
Si
pudiéramos hacer una mezcla de ingredientes para reconocer el amor podrían ser
estos: atracción, afecto, desear estar juntos, ser feliz con la otra persona,
concordar con la otra persona, tener la sensación de compartir un destino,
sentir una cierta conexión espiritual,... Pero aún así, dándose todas estas
características puede que no sea el amor auténtico o duradero.
La
obsesión también se confunde con el amor, nos hace pensar que nuestra
supervivencia depende del hecho de estar con una determinada persona. Las
personas posesivas desean controlar por completo a la otra persona, o uno puede
tener la impresión e que la otra persona es dueña absoluta de nuestra vida. El
enamorado se puede sentir perdido cuando no está con el objeto de su amor, como
si no pudiera tener existencia por separado. El amor entre dos personas sólo
puede existir mientras ambos existan por separado y de forma independiente.
En
general podemos considerar el amor como algo que se da y recibe de forma
gratuita y desinteresada; el amor nos proporciona felicidad y bienestar; el
amor nos hace sentir libres. Todo lo demás no es amor.
LA INFIDELIDAD
Pese a las promesas de
fidelidad que se hacen los enamorados, la mayoría termina sus vidas habiendo
sido infiel alguna vez a su pareja.
En muchas parejas
la fidelidad implica una complementariedad absoluta, y queda excluida la
relación con terceros. Pero, la relación con otros, no debería alterar la
confianza y sinceridad con la pareja. Evitar una situación de este tipo debe
ser de mutuo acuerdo, nunca debe estar fundada en un derecho de propiedad.
La fidelidad no se
mide desde los genitales, sino que depende de la confianza en la pareja, su
compenetración y unidad. En todo caso, conviene evitar implicarse en cosas
peligrosas o que podrían provocar rechazo o angustia. Las relaciones sexuales
con otras personas pueden ser aceptadas o rechazadas por la pareja de mutuo
acuerdo, siempre que no afecte o perjudique a las personas implicadas.
Aunque, el hecho de
tener relaciones extrapareja, pueda implicar un mayor riesgo de vincularse
afectivamente con otra persona; realmente, este riesgo siempre existe,
independientemente de si se producen contactos sexuales o no, puesto que
ninguno es exclusivo y los sentimientos pueden cambiar a lo largo del tiempo.
Esto hay que aceptarlo como una realidad, que le puede suceder tanto a la
pareja como a uno mismo. Pero, no por esto ha de tomarse el asunto como un
rechazo o una afrenta personal por parte
del otro.
El descubrimiento de una
infidelidad, antes que ser el origen de una disputa o incluso el desencadenante
de una ruptura, hay que tomarlo como una llamada de atención de que algo no
está funcionando en la relación de pareja. Si esta relación es deseada por
ambos y prevalecen los sentimientos de afecto, convendría revisar que está
pasando y por qué se ha llegado a esa situación. Y si lo que descubrimos es que
hay una falta de interés del uno por el otro, es preferible aceptar el tomar
rumbos independientes.
LA FELICIDAD
No
pretendo teorizar sobre este tema, llevamos siglos hablando sobre la felicidad,
yo diría que es el tema fundamental de la mayoría de filósofos y el fundamento
de muchas religiones, e incluso forma parte del ideario político.
Pero,
¿es acaso la felicidad un paraíso con mujeres vírgenes, o un paraíso donde no
existe el dolor?. No podemos poner la felicidad en un proyecto de futuro o en
una existencia más allá de la muerte.
Para
muchos la felicidad es el amor; pero ¿qué y cuanto amor necesitamos para
sentirnos felices?. Muchas veces sólo nos damos cuenta lo que nos ayuda a sentirnos
felices cuando hemos perdido aquello que antes teníamos y que no supimos
apreciar.
Cuando
estamos enfermos, la felicidad es la salud, cuando no tenemos trabajo la
felicidad es poder trabajar, cuando estamos presos la felicidad es la libertad,
para quien no tiene dinero la felicidad es la riqueza; pero, ¿Cuántos millones
hace falta tener en un banco suizo para sentirse felices?.
Así
que para ser conscientes de la felicidad, o bien nos remitimos a otros momentos
del pasado, o bien es algo que esperamos conseguir en el futuro. Sin embargo,
esa felicidad es virtual, una ha dejado de existir y la otra aún no ha llegado.
La
verdadera felicidad es la felicidad del momento presente, puede ser más o menos
intensa, pero siempre está aquí. Puede haber dolor y sufrimiento, pero siempre
tenemos ahí mismo motivos para percibir esa felicidad que siempre nos acompaña.
La felicidad acompaña a la vida, ya hemos nacido en un paraíso, sólo
necesitamos abrir los ojos y gozar de esta maravilla que es la vida.
El desánimo y la infelicidad se ven acrecentados por el
individualismo derivado de la competitividad entre las personas; la frustración
de perseguir ideales inalcanzables, el perfeccionismo o la acumulación de
riquezas y reconocimiento social. Según Freud, las personas felices son las que
se distinguen de los demás por su gran capacidad de gozar del amor y también
del trabajo.
La
felicidad está en la sensación que se tiene cuando realizamos cualquier
actividad, sintiendo que todo fluye, convirtiendo cada momento en uno de los
mejores de tu vida. Es precisamente la plenitud de ese flujo, lo que convierte
nuestra vida en algo excepcional. Podemos disfrutar dejándonos invadir por el
pasivo placer de nuestro cuerpo relajado. También, podemos disfrutar por la paz
de una relación apacible, aunque este tipo de felicidad siempre dependerá de
que concurran circunstancias externas. La felicidad que nace del flujo nos la
procuramos nosotros mismos, y nos lleva a tomar una mayor conciencia de nuestra
propia vida.
El
budismo nos aconseja: “Actúa siempre como si el futuro del universo estuviera
en tus manos, mientras te ríes de ti mismo por pensar que tus actos pueden
cambiar el curso de las cosas”.
PARA DESPERTAR EL DESEO ADORMECIDO
Es
muy frecuente la pérdida del interés sexual resultante de los problemas de la
relación o comunicación de la pareja, lo cual puede suceder en cualquier etapa
de la vida. Las luchas por el poder dentro de la pareja y los sentimientos de
minusvalía, así como la sensación de no ser respetado ni escuchado por el
compañero culminan en resentimiento e ira. A medida que estos sentimientos
aumentan, el interés sexual tiende a disminuir. Con frecuencia, la falta de
deseo es un arma esgrimida por el compañero que se siente menos poderoso dentro
de la relación: la mujer suele utilizarla cuando siente que no tiene otro
recurso para imponerse sobre el hombre.
Comunicar
sin animadversión ni subterfugios vuestros sentimientos y deseos, siempre con
la finalidad de limar asperezas y resolver los conflictos. Trata de hacer que
tu pareja sea tu cómplice antes que un adversario. Tu pareja ha de ser la
persona más cercana a ti, en la cual confías y ante la cual puedes ser tu mismo
libre de los convencionalismos sociales, aquella que acepta tantos tus aspectos
positivos como tus puntos débiles, aquella que te puede ayudar en los momentos
adversos.
Manifestar
lo que sientes da lugar a que puedas comparar tu reacción frente a un hecho
cualquiera, con el punto de vista y la conducta de tu pareja frente al mismo
hecho, ayudándole a exportar sus razones. No puedes reforzar al otro cuando sus
conductas te producen agrado si no expresas lo que sientes.
Prueba
a contemplar a tu pareja desde un ángulo distinto, reconociendo en él o en ella
al mismo amante divino. El hecho de acercarte al compañero con la actitud de
que “yo soy digno de amor y por tanto tú también”, te proporciona
inmediatamente una sensación de respeto mutuo.
Para afrontar
los problemas de bajo deseo sexual, como primer pasó, has de desarrollar
pensamientos sexuales, esto lo conseguirás focalizando tu atención sobre todo
lo relacionado con el placer sexual.
El bloqueo
del interés sexual también se puede deber a la desviación o distracción de la
concentración hacia otros objetos o pensamientos. Para mejorar el deseo sexual,
hemos de dirigir la atención hacia los temas de contenido sexual y
concentrarnos tanto en los estímulos sexuales externos (aspectos que nos atraen
de la otra persona), como sobre los estímulos internos (percibir nuestras
sensaciones de excitación).
Las
fantasías pueden aumentar tanto los aspectos fisiológicos como los psicológicos
de la respuesta sexual, de muchas maneras: Contrarrestando el aburrimiento.
Focalizando los pensamientos y sentimientos (borrando distracciones o
presiones). Mejorando nuestra propia imagen, etc.
Consejos
resumidos para el juego amoroso:
·
Tómate tu tiempo. Relájate.
Saborea cada momento.
·
Puedes empezar con un masaje relajado
y placentero para lograr una excitación suave. Tocar el cabello y la piel crea
un ambiente de intimidad. Despoja de tus pensamientos y centra tu atención en
la percepción de las sensaciones corporales
·
Los abrazos de cuerpo entero
generan calidez y ofrecen un sentimiento de seguridad.
·
Los besos largos, los mordisqueos
suaves las caricias con manos, lengua o labios en zonas especialmente
sensibles, son maneras seguras de excitar. Práctica juegos que os ayuden a desinhibirse.
·
No centres todo el placer sexual
únicamente en los movimientos coitales. Por todo el cuerpo hay zonas erógenas,
jugar a descubrirlas.
VIVIR EN PAREJA
La relación de pareja es un intercambio continuo entre dos
personas, la base de la felicidad está en que este intercambio sea equilibrado
y positivo. Tener la percepción de que se da tanto como se recibe, y que esto
es con mayor frecuencia agradable que desagradable, mantiene viva la pareja y
aumenta las ganas de estar juntos.
En la pareja, se ha de mantener una relación de solidaridad
que reduzca al mínimo posible la diferencia en el sentimiento de la propia
estimación y la discordancia en categoría. Si reina una evidente igualdad de
valor, se da la oportunidad de que las disputas y controversias se lleven a
cabo directamente y de “manera técnica”, de tal manera que los conflictos se
diriman con “armas iguales”. Para vivir felices, ambos han de tener una sensación
de igualdad, igualdad de derechos y la similitud de conducta y funciones,
igualdad de los miembros de la pareja en el sentimiento de la propia
estimación.
Para mejorar tu relación de pareja habéis de compartir
actividades que son agradables para los dos, contrarrestando los sinsabores cotidianos,
ayudando para que la rutina y el hastío no minen la pareja. Necesitáis de un
tiempo libre para fomentar la relación, donde gocéis de la intimidad, os
relajéis y podáis disfrutar afectiva y sexualmente. Pero, también disfrutar de
un tiempo para cada uno mismo, para no acabar agobiando al otro y asfixiándolo
con tanto contacto y atención.
Se han de cuidar los pequeños detalles, que hacen amable y
llevadera la convivencia, intercambiando
conductas positivas y gratificantes, teniendo capacidad para sorprender al otro
de forma agradable en cosas menudas, insignificantes, pero con un gran valor
psicológico. Fomentar la reciprocidad positiva permite hacer de una relación
una fuente inagotable de satisfacciones. Hay muchas formas de dar
gratificaciones, simples sonrisas, escuchar atentamente, detalles, abrazos
inesperados, son pequeñas cosas que agradan y refuerzan los lazos de afecto que
unen a la pareja.
No has de ser excesivamente susceptible y no tener en cuenta
las pequeñas tensiones inevitables típicas de la convivencia. Evita las
discusiones innecesarias, las agresiones verbales no se olvidan, dejan huellas
y alimentan la “lista de agravios”.
Aprende a aceptar criterios distintos y opiniones diversas a las que uno
tiene sin sentirte mal. Has de saber ceder, saber encajar y tener capacidad
para dar por zanjado un tema sin volver una y otra vez sobre él. Evita las
conductas de encerrarte en ti mismo o tener un para impedir que ninguno se
sienta demasiado derrotado. Evita recurrir a la “lista de agravios” o “trapos
sucios” del pasado. Y sobre todo evitando que se acumulen los “asuntos sin
resolver”.
No divinizar el amor, la afectividad es una labor cotidiana,
es un ejercicio diario que requiere esfuerzo y amabilidad para hacer real y
posible la relación. Tampoco hagas de la otra persona un absoluto, reconoce sus
defectos, lo mismo que sus virtudes y ayúdale a superarlos. Estar enamorado no
es suficiente, si la relación no se cuida el enamoramiento se desmorona. No es
suficiente que una pareja se ame, también tienen que caerse bien, si no existe
un fuerte elemento de amistad en la relación, sus cimientos pueden ser muy
inseguros.
La relación amorosa es una experiencia que comporta tanta
franqueza que, a menudo, crea situaciones donde se manifiestan los temores a
pesar de los intentos que hagas por racionalizarlos y desprenderte de ellos. Por
ello es necesario elegir una pareja que te aporte confianza y seguridad, que
permita ser tu mismo para poder actuar y expresarte con sinceridad.
Es importante compartir vuestros sentimientos más profundos,
dentro del contexto del lazo sagrado de su confianza mutua. Si se pronuncian
los sentimientos más profundos se crea un lazo místico de confianza. Los
compromisos explícitos se pueden establecer sin decir una sola palabra,
simplemente «abriendo el corazón» y dejando que éste se comunique directamente
con el corazón de tu pareja.
Para mantener un amor perdurable haciendo el amor siempre
con la misma persona, hay unos factores comunes. Los más básicos son:
comunicación, intereses compartidos, intereses individuales, compatibilidad
sexual, afecto, una manera constructiva de aproximarse a los problemas,
perdonar y disculparse, aceptación y valoración mutua, crecimiento compartido,
confianza, respeto, ímpetu vital y amoroso, además el poder realizar actividades
independientes.
Ofreceos el uno al otro la libertad que sólo puede
construirse sobre la base de la confianza. La libertad es la única atmósfera
donde el verdadero amor puede florecer. Una pareja que puede hacer el amor y
alcanzar el éxtasis puede experimentar paz, goce y armonía en todos los
aspectos de sus vidas, y así su atracción amorosa podrá aumentar y hacerse más
permanente.
La compatibilidad sexual resulta indispensable en una
relación duradera, y mantener una actitud abierta ante las ideas nuevas es un
paso positivo para conservar vivo el erotismo. El amor muere entre los amantes cuando
creen que su comportamiento amoroso no es lo suficientemente bueno y se lo
ocultan mutuamente. Cuando de verdad te entregas con humildad, en tu interior
encontrarás el camino a seguir y la guía para como actuar.
Una relación duradera requiere que ambos miembros de la
pareja se acepten por lo que son realmente. El crecimiento mutuo, el respeto y el
apoyo para la evolución, cambio y desarrollo de ambos traerá felicidad a una
relación firme y creará lazos aún más fuertes a medida que avancen juntos por
la vida.
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