Consulta de psicología y sexología

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sábado, 9 de agosto de 2008

SEXUALIDAD Y TANTRA, FINALIDAD Y FILOSOFÍA


El sexo es la energía básica que impregna cada célula de nuestro ser; el sexo es nuestro origen y nuestro manantial. El punto de partida es el aquí y ahora; la aceptación de nosotros mismos tal como somos.

El sexo está omnipresente en la vida de cada persona, incluso sin que se percaten de ello, condicionando el modo de relacionarse con los demás, de organizar el tiempo y gastar el dinero. Cada vez que una persona entra en contacto con otra, en especial si es del sexo opuesto, ambas evalúan de manera inconsciente las posibilidades de un encuentro sexual.

Principalmente se vive la sexualidad como una relación entre personas, ya se trate de una vinculación duradera o de un encuentro ocasional. En gran parte de las relaciones sociales interviene algún componente sexual, sin que necesariamente sea manifiesto el contacto físico. Esto es aún más evidente si en estas relaciones intervienen sentimientos de identidad, aceptación y aspectos emocionales, pues a través de los demás podemos llegar a conocernos a nosotros mismos.

El sexo puede ser reproductivo, relacional (expresión de amor y vinculación), o recreativo (juego y diversión). La mayor parte de los problemas que se les plantean a los seres humanos relativos al sexo nacen de la confusión entre estas tres modalidades y de la angustia consiguiente.

Toda relación sexual positiva es parcialmente relacional. Cuando es auténticamente positiva genera una relación, aunque sólo sea de compañerismo y gratitud, pues nadie quiere el placer sexual, ni siquiera entendido como juego, con alguien que no sea considerado y no demuestre cariño. Al mismo tiempo, puede expresar prácticamente cualquier cosa, desde la compenetración total hasta el simple retozo entre amigos. Lo importante es que todos estos aspectos son perfectamente válidos como interacción humana  siempre que los participantes compartan la noción del nivel de relación en que se desenvuelven.

Dada su capacidad de reforzar intensamente la vinculación, la actividad sexual puede modificar la actitud de la pareja y unirla más. Abre una serie de opciones lógicas ante las que el individuo adquiere la responsabilidad de evitar perjudicar a las personas más vulnerables. Para una persona de sólida constitución psicológica y con un alto nivel de autoestima, el sexo entendido como actividad recreativa y con una cierta dosis de ternura, es ciertamente positivo. Tratándose de una pareja, lo mejor es que esa actividad recreativa se incorpore a la propia relación de modo que se instaure una relación recreativa que abarque a los dos. Por encima de todo, no debe interpretarse mal el aspecto recreativo creyéndolo frívolo o abusivo. Más bien significa juego, cariño y ternura.

Los amantes deben hacer más que simplemente explorar mutuamente sus cuerpos, necesitan hundirse en la psique de la pareja y elevarse hasta las alturas del Espíritu. El amor físico nos ofrece numerosas oportunidades para descubrir cosas nuevas sobre nosotros mismos. En tanto que único acto capaz de otorgar vida, el amor sexual tiene un profundo significado místico.

La motivación egoísta no debe estar presente al hacer el amor, sino que debe existir un deseo de beneficiar al ser amado y de alcanzar los ideales espirituales. Este intercambio tiene lugar de manera espontánea y natural cuando dos personas se aman totalmente.

Con esta finalidad he realizado esta recopilación de textos extraídos de varios libros, gran parte de ellos fundamentados en las enseñanzas tántricas y taoistas. Tanto las enseñanzas tántricas como las taoístas presentan una iluminada concepción de la sexuali­dad que supondría una gran contribución para la cultura occidental. Tal actitud no sólo exige recon­siderar nuestra actitud con respecto al sexo, sino que ofrece un sistema práctico y evolutivo de vida, donde la sexualidad adquiere una finalidad espiri­tual.

  Las tradiciones orientales siempre han mirado la sexualidad como una forma del arte que merece respeto. En lugar de considerarla un tabú, con to­das sus consecuencias negativas, el Oriente veía en este acto tan natural un acontecimiento propicio, venerable e incluso «afortunado». En estas concepciones de la sexualidad, las parejas encontrarán un vehículo ideal para llegar a la verdadera igualdad entre el hombre y la mujer. Libres de la frustración sexual, de las inhibiciones y sentimientos de culpa, las parejas se sienten cada vez más cerca el uno del otro, en lugar de separarse.

Tanto el Tantra como el taoísmo enseñan que las actitudes y prácticas sexuales incorrectas son la causa oculta de problemas tanto psicológicos, como físicos y espirituales. La sexualidad orientada de modo positivo ofrece el método más directo y armo­nioso para resolver dichos problemas. Cuando armonizamos nuestra sexualidad con nuestra espiritualidad natural, se abre ante nosotros toda una nueva dimensión de la realidad. Afirma­mos con toda seguridad que la sexualidad creativa y libre de sentimientos de culpa es una panacea para muchas de las enfermedades psicológicas modernas.

A la hora de seguir estos textos como manual práctico de crecimiento personal, no hay que desalentarse si el progreso parece demasiado lento. Los avances manifiestos llegarán una vez que se ha alcanzado un alto nivel de com­promiso y un auténtico deseo del éxito. Intenta desarrollar un sentido dinámico de la expectación, así como una actitud abierta y consciente respecto a la propia sexualidad y la de la pareja. Si bien tanto las teorías como las prácticas serán de gran ayuda, únicamente la sabi­duría del corazón, los aspectos superiores del amor, revelan los Secretos Sexuales. Esta sabiduría intui­tiva se halla al alcance de todo aquel que reconozca la interrelación entre sexualidad y espiritualidad.

La liberación sexual implica la liberación de todo el ser: cuerpo, mente y espíritu. Este punto de vista global resulta indispensable para entender la Sexualidad Sublime. Una vez que se consideran así, contribuyen a convertirnos en mejores amantes, al tiempo que nos inician en la belleza, espiritualidad, ciencia y misticismo del sexo.

No se precisa abandonar las creencias religiosas para practicar la Sexualidad Sublime, ni tampoco adoptar los puntos de vista hindúes, budistas, tán­tricos o taoístas. Estas formas de concebir la sexualidad, forman parte de todas las religiones importantes, aunque muchas de sus enseñanzas han sido oscurecidas o se han perdido. Sólo el Tantra y el taoísmo los conservaron intactos. Tampoco hay que tomarse estos conceptos como un dogma, sino como una colección de verdades que han resistido a la prueba del tiempo.

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