Consulta de psicología y sexología

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domingo, 10 de abril de 2011

Sobre la libre distribución y la piratería mercantilista

Se dictan leyes para impedir la copia indiscriminada de producciones, ediciones o de cualquier otra creación, dicen que porque pone en peligro la generación de obras y productos, la subsistencia de los creadores de los productores.
Esto parece obvio, si pensamos en los creadores nóveles, en las producciones de autor, en las ediciones limitadas, en definitiva en las pequeñas empresas o en los creadores autónomos.
Pero la cosa cambia si pensamos en las grandes empresas de producción, en las grandes editoriales, en las industrias multinacionales de farmacología, de investigación química, en las grandes productoras de cine, etc. Esas empresas que cosechan grandes beneficios a costa de la salud, a costa de la cultura. O incluso, esos creadores que se han enriquecido con sus obras de mercado globalizado.
No se puede ni se debe aplicar los mismos criterios para unos y otros, es necesario que haya una distribución de los beneficios más equilibrada.
Existe la piratería de la música porque es muy costoso adquirir la copia legal. Pues si los beneficios no fuesen tan fabulosos, el precio sería más asequible, y por tanto, ¿para que bajarse copias o para que comprar en el top manta, cuando puedes tener la copia original a un precio apropiado?.
¿Para que fotocopiar libros si los precios no son elevados, y las editoriales estuviesen más motivadas por la difusión cultural que por el enriquecimiento rápido?.
Que bonito sería se las grandes empresas dedicadas a la producción de alimentos o medicamentos, se interesasen por la mayor eficacia al menor coste y no se empeñaran en ofertarnos remedios fantásticos a costes desorbitados.
Muchos problemas de salud, o alimentarios, se pueden resolver con procedimientos caseros, con técnicas poco costosas, con soluciones definitivas, con alimentos saludables. Pero no, lo que interesa es la máxima producción al mimo coste con los máximos beneficios, y si puede ser, que te beneficie en algo pero te perjudique en otro aspecto, y así poder ofertar otro nuevo producto en las mismas condiciones.
En la situación actual, es imprescindible una distribución más uniforme de los bienes, no es humanamente aceptable que haya un considerable número de personas, en muchos casos países enteros, en condiciones de miseria absoluta y por otro hayan personas o sectores sociales, que rebosan en recursos, recursos que en muchos casos ni utilizan ni necesitan, solo son atributos para la exhibición de poder y magnificencia. Observar como incluso en países donde hay una gran pobreza, hay siempre grupos de personas poseedores de riquezas desorbitantes.
Posiblemente la esclavitud haya sido abolida, pero entonces, ¿cómo llamamos a trabajar, prácticamente durante toda nuestra vida, para pagar los servicios que recibimos; como llamamos a esa gran mayoría que sólo pueden sobrevivir, o que gastan sus salarios en esas cosas inútiles que nos han inducido a desear.
La nueva esclavitud es sucumbir a los mercados, a dejarse llevar por esos que nos dicen lo que esta o no esta de moda; o los que hacen que cualquier producto adquirido a los pocos días resulte anticuado; a los que nos venden productos de autodestrucción programada; a los que cambian cada curso el formato de los libros, para que no puedan reutilizarse los de los años anteriores.
A veces me pregunto, si las mismas empresas que producen las chuches, las bebidas y los alimentos grasos, ¿no son las mismas que luego nos venden los medicamentos y productos para combatir los problemas que previamente nos han generado?.
¿Es esto lo que llamamos economía de mercado?. Pues, la despensa se llama planeta Tierra, ¿Que pasará cuando la hayamos agotado?, ¿que pasará cuando la hayamos llenado de podredumbre?.
Recuerda esa famosa frase: "Pan para hoy, hambre para mañana"

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