Consulta de psicología y sexología

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viernes, 15 de marzo de 2013

VIVIR EN PAREJA


La relación de pareja es un intercambio continuo entre dos personas, la base de la felicidad está en que este intercambio sea equilibrado y positivo. Tener la percepción de que se da tanto como se recibe, y que esto es con mayor frecuencia agradable que desagradable, mantiene viva la pareja y aumenta las ganas de estar juntos.

En la pareja, se ha de mantener una relación de solidaridad que reduzca al mínimo posible la diferencia en el sentimiento de la propia estimación y la discordancia en categoría. Si reina una evidente igualdad de valor, se da la oportunidad de que las disputas y controversias se lleven a cabo directamente y de “manera técnica”, de tal manera que los conflictos se diriman con “armas iguales”. Para vivir felices, ambos han de tener una sensación de igualdad, igualdad de derechos y la similitud de conducta y funciones, igualdad de los miembros de la pareja en el sentimiento de la propia estimación.
Para mejorar tu relación de pareja habéis de compartir actividades que son agradables para los dos, contrarrestando los sinsabores cotidianos, ayudando para que la rutina y el hastío no minen la pareja. Necesitáis de un tiempo libre para fomentar la relación, donde gocéis de la intimidad, os relajéis y podáis disfrutar afectiva y sexualmente. Pero, también disfrutar de un tiempo para cada uno mismo, para no acabar agobiando al otro y asfixiándolo con tanto contacto y atención.
Se han de cuidar los pequeños detalles, que hacen amable y llevadera la convivencia,  intercambiando conductas positivas y gratificantes, teniendo capacidad para sorprender al otro de forma agradable en cosas menudas, insignificantes, pero con un gran valor psicológico. Fomentar la reciprocidad positiva permite hacer de una relación una fuente inagotable de satisfacciones. Hay muchas formas de dar gratificaciones, simples sonrisas, escuchar atentamente, detalles, abrazos inesperados, son pequeñas cosas que agradan y refuerzan los lazos de afecto que unen a la pareja.
No has de ser excesivamente susceptible y no tener en cuenta las pequeñas tensiones inevitables típicas de la convivencia. Evita las discusiones innecesarias, las agresiones verbales no se olvidan, dejan huellas y alimentan la “lista de agravios”.  Aprende a aceptar criterios distintos y opiniones diversas a las que uno tiene sin sentirte mal. Has de saber ceder, saber encajar y tener capacidad para dar por zanjado un tema sin volver una y otra vez sobre él. Evita las conductas de encerrarte en ti mismo o tener un para impedir que ninguno se sienta demasiado derrotado. Evita recurrir a la “lista de agravios” o “trapos sucios” del pasado. Y sobre todo evitando que se acumulen los “asuntos sin resolver”.
No divinizar el amor, la afectividad es una labor cotidiana, es un ejercicio diario que requiere esfuerzo y amabilidad para hacer real y posible la relación. Tampoco hagas de la otra persona un absoluto, reconoce sus defectos, lo mismo que sus virtudes y ayúdale a superarlos. Estar enamorado no es suficiente, si la relación no se cuida el enamoramiento se desmorona. No es suficiente que una pareja se ame, también tienen que caerse bien, si no existe un fuerte elemento de amistad en la relación, sus cimientos pueden ser muy inseguros.
La relación amorosa es una experiencia que comporta tanta franqueza que, a menudo, crea situaciones donde se manifiestan los temores a pesar de los intentos que hagas por racionalizarlos y desprenderte de ellos. Por ello es necesario elegir una pareja que te aporte confianza y seguridad, que permita ser tu mismo para poder actuar y expresarte con sinceridad.
Es importante compartir vuestros sentimientos más profundos, dentro del contexto del lazo sagrado de su confianza mutua. Si se pronuncian los sentimientos más profundos se crea un lazo místico de confianza. Los compromisos explícitos se pueden establecer sin decir una sola palabra, simplemente «abriendo el corazón» y dejando que éste se comunique directamente con el corazón de tu pareja.
Para mantener un amor perdurable haciendo el amor siempre con la misma persona, hay unos factores comunes. Los más básicos son: comunicación, intereses compartidos, intereses individuales, compatibilidad sexual, afecto, una manera constructiva de aproximarse a los problemas, perdonar y disculparse, aceptación y valoración mutua, crecimiento compartido, confianza, respeto, ímpetu vital y amoroso, además el poder realizar actividades independientes.
Ofreceos el uno al otro la libertad que sólo puede construirse sobre la base de la confianza. La libertad es la única atmósfera donde el verdadero amor puede florecer. Una pareja que puede hacer el amor y alcanzar el éxtasis puede experimentar paz, goce y armonía en todos los aspectos de sus vidas, y así su atracción amorosa podrá aumentar y hacerse más permanente.
La compatibilidad sexual resulta indispensable en una relación duradera, y mantener una actitud abierta ante las ideas nuevas es un paso positivo para conservar vivo el erotismo. El amor muere entre los amantes cuando creen que su comportamiento amoroso no es lo suficientemente bueno y se lo ocultan mutuamente. Cuando de verdad te entregas con humildad, en tu interior encontrarás el camino a seguir y la guía para como actuar.
Una relación duradera requiere que ambos miembros de la pareja se acepten por lo que son realmente. El crecimiento mutuo, el respeto y el apoyo para la evolución, cambio y desarrollo de ambos traerá felicidad a una relación firme y creará lazos aún más fuertes a medida que avancen juntos por la vida.

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