Consulta de psicología y sexología

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viernes, 15 de marzo de 2013

LA FELICIDAD


No pretendo teorizar sobre este tema, llevamos siglos hablando sobre la felicidad, yo diría que es el tema fundamental de la mayoría de filósofos y el fundamento de muchas religiones, e incluso forma parte del ideario político.
Pero, ¿es acaso la felicidad un paraíso con mujeres vírgenes, o un paraíso donde no existe el dolor?. No podemos poner la felicidad en un proyecto de futuro o en una existencia más allá de la muerte.
Para muchos la felicidad es el amor; pero ¿qué y cuanto amor necesitamos para sentirnos felices?. Muchas veces sólo nos damos cuenta lo que nos ayuda a sentirnos felices cuando hemos perdido aquello que antes teníamos y que no supimos apreciar.
Cuando estamos enfermos, la felicidad es la salud, cuando no tenemos trabajo la felicidad es poder trabajar, cuando estamos presos la felicidad es la libertad, para quien no tiene dinero la felicidad es la riqueza; pero, ¿Cuántos millones hace falta tener en un banco suizo para sentirse felices?.
Así que para ser conscientes de la felicidad, o bien nos remitimos a otros momentos del pasado, o bien es algo que esperamos conseguir en el futuro. Sin embargo, esa felicidad es virtual, una ha dejado de existir y la otra aún no ha llegado.
La verdadera felicidad es la felicidad del momento presente, puede ser más o menos intensa, pero siempre está aquí. Puede haber dolor y sufrimiento, pero siempre tenemos ahí mismo motivos para percibir esa felicidad que siempre nos acompaña. La felicidad acompaña a la vida, ya hemos nacido en un paraíso, sólo necesitamos abrir los ojos y gozar de esta maravilla que es la vida.
El desánimo y la infelicidad se ven acrecentados por el individualismo derivado de la competitividad entre las personas; la frustración de perseguir ideales inalcanzables, el perfeccionismo o la acumulación de riquezas y reconocimiento social. Según Freud, las personas felices son las que se distinguen de los demás por su gran capacidad de gozar del amor y también del trabajo.
La felicidad está en la sensación que se tiene cuando realizamos cualquier actividad, sintiendo que todo fluye, convirtiendo cada momento en uno de los mejores de tu vida. Es precisamente la plenitud de ese flujo, lo que convierte nuestra vida en algo excepcional. Podemos disfrutar dejándonos invadir por el pasivo placer de nuestro cuerpo relajado. También, podemos disfrutar por la paz de una relación apacible, aunque este tipo de felicidad siempre dependerá de que concurran circunstancias externas. La felicidad que nace del flujo nos la procuramos nosotros mismos, y nos lleva a tomar una mayor conciencia de nuestra propia vida.

El budismo nos aconseja: “Actúa siempre como si el futuro del universo estuviera en tus manos, mientras te ríes de ti mismo por pensar que tus actos pueden cambiar el curso de las cosas”.

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