Consulta de psicología y sexología

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sábado, 2 de noviembre de 2013

COMUNICACIÓN ÍNTIMA A TRAVÉS DE LA MIRADA

Desde tiempos inmemoriales se ha dicho que los ojos son las ventanas del alma. Sin duda, nos pro­porcionan muchas indicaciones sobre el estado in­terno del individuo, tanto físico como psíquico. Por esta razón se enseña a los médicos a examinar los ojos de sus pacientes como método auxiliar de diag­nóstico, y los maestros tántricos examinan los ojos de sus futuros discípulos para determinar sus necesidades.
Las enseñanzas tántricas enumeran cuatro tipos principales de «miradas», asociados con las diferen­tes posiciones de los ojos y con las prácticas respi­ratorias. En la mirada de voleo del Tantra, los ojos miran hacia arriba, hacia la frente, al tiempo que se exhala la respiración. En la mirada de sumisión, los ojos miran hacia la izquierda, durante la aspiración. En la mirada de evocación, los dos ojos miran hacia la derecha y ligeramente hacia arriba, mien­tras se retiene el aliento. Finalmente, la mirada petrificante o «que causa rigidez» es central, miran­do hacia la punta de la nariz, respirando relajada­mente y estando inmóvil. Estas técnicas, conocidas desde hace mucho tiempo por los yoguis tántricos, solamente son conocidas en Occidente por los hip­notizadores y magos profesionales, así como por los vendedores expertos y los embaucadores. Para que estas miradas sean realmente eficaces, deben acompañarse de determinadas técnicas de medita­ción. Afortunadamente, estas técnicas han sido guardadas, en su mayor parte, en secreto.
ojos
Prueba este ejercicio con tu pereja, bastarán unos diez o quince minutos. Para hacerlo has de desconectar los teléfonos y aseguraros de que nadie os interrumpirá. Escoger un sitio cómodo para estar sentados uno frente al otro, incluso puedes utilizar una música ambiental de fondo.
Esto os ayudará a conectar profundamente el uno con el otro, sin expectativas, sin pretensiones, simplemente dejarse sumergir en el interior del otro, como si le estuvieses contemplando desde su interior.
Cierra los ojos y contempla tu interior. ¿Tienes la mente repleta de planes, proyectos, preocupaciones sobre tus relaciones con los demás? Esfuérzate por dejar de lado estos pensamientos que te distraen y concéntrate en la respiración.
Sin hacer ningún esfuerzo, procura que esta sea cada vez más profunda y lenta. La lengua flotará dentro de la boca. Relaja los músculos alrededor de los ojos. Al centrarte en estas sensaciones internas, te darás cuenta de que las tensiones del día se van disipando.
Concéntrate de nuevo en la respiración, en cada fase de ésta, cada vez que notes que te has distraído. Al cabo de unos minutos comprueba qué sucede al llevar a cabo la simple acción de sonreírte a ti mismo. Levanta ligeramente las comisuras de los labios. Comprueba cómo cambia tu estado de ánimo esta sonrisa.
Siente el resplandor de la sonrisa de Monalisa en tu interior. Imagina lo bien que te sientes cuando alguien te mira y te sonría. Recuerda estas sensaciones y deja que se desarrollen en tu interior. Adepta la posibilidad de que éste puede ser el momento adecuado para sentirte bien contigo mismo.
Establece contacto con el amante interior y con el dios interno. Esto te proporcionará la sensación de belleza, la certeza de que en el origen de tu ser no hay contradicciones. Ésta es la sonrisa de la indulgencia y la comprensión.
Este resplandor interior ha de pasar al rostro, cuando notes que ha ocurrido, abres los ojos y compártelo con tu pareja. Si está con los ojos cerrados, continúa mirando, notando como se difunde nuestro resplandor. Espera a que el otro abra los ojos.
Miraos a partir de esta sonrisa compartida. Comprobar que es maravilloso conocer al otro de esta forma y recibir el resplandor que transmite. Experimenta esta sonrisa todo le tiempo que dure, sin forzarla, después vuelve a cerrar los ojos.
Finalizar con un saludo y un profundo y relajado abrazo.

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