viernes, 7 de marzo de 2014
EJERCICIO PARA SUPERAR BLOQUEOS
Nos observaremos interiormente para
comprobar si existe algún temor o ansiedad que nos impida sentirnos tranquilos
y relajados en presencia de otra persona. Para ello, hemos de comunicarnos de
manera profunda a nivel verbal, ya que de no ser así, los problemas que no
hayan salido a flote nos mantendrán en tensión y seremos incapaces de
confiarnos mutuamente de forma global. Al esconder algo reforzamos los
sentimientos negativos y al compartir todas las sensaciones en un ambiente de
sinceridad y confianza les restamos vigor. Al acercarnos a alguien que expresa
con la máxima confianza sentimientos profundos, acumulamos una energía que se
va desarrollando como un vínculo de veracidad entre ambos.
Las emociones negativas de los temores
sexuales, tabúes que se transmiten de generación en generación, asfixian la
espontaneidad, la energía y el placer. Estos temores conllevan todo tipo de
falsas imágenes sobre qué puede suceder si experimentamos el acto amoroso con
más plenitud o si nos abrimos y expresamos lo que realmente vivimos
interiormente. El temor nos puede crear la inquietud de resultar dañados de
hacer el ridículo o de decepcionar a nuestra pareja.
La mente constituye la máxima
resistencia para la entrega sexual. A menudo las personas no consiguen
entregarse sexualmente a causa de la interferencia de las instrucciones
mentales.
Después de prepararte y acceder al
entrono sensual, utiliza 15 o 20 minutos para cada uno de los estadios del
ejercicio. Se trata de un ejercicio verbal, por tanto no utilizar la música u
otras distracciones. Para así concentrar toda la atención en el otro. El que
escucha no debe interrumpir al que habla, excepto cuando no entiende lo que
dice el otro y pide aclaraciones. Para hacerlo en solitario, utiliza una
grabadora de sonido, o hazlo escribiendo en un diario.
Decidir quién será el miembro A y quién
el B. Empezar con una salutación sincera y un abrazo de fusión. Reflexiona
sobre un temor sexual que estas dispuesto a comentar con tu pareja.
Os sentáis cómodamente cara a cara, sin
tocase. Os miráis a los ojos a lo largo de todo el ejercicio. B pregunta a su
pareja cariñosamente: “¿qué es lo que te da miedo en la relación sexual?”. A
tiene entre 5 y 7 minutos para responder, B controla el tiempo. Intenta definir
el temor en una o dos frases y explica brevemente una vivencia reciente que
ilustre este temor.
B escucha atentamente, para ello puede
respirar profunda y lentamente de forma relajada. De esta forma se sigue el
hilo con más neutralidad, sin sentirse implicado personalmente. Si te está
planteando una crítica, has de evitar protestar o justificarte. Quien escucha
no hace más que allanar el camino; su silencio solidario resulta tonificante
para el que habla. Si acaba antes del tiempo especificado, B puede mediar
preguntándole: “¿hay algo más que te asuste respecto al sexo?”
Pasados los siete minutos, A finaliza la
exposición. Cierra los ojos y respira profundamente. B le pregunta: “¿Estás
dispuesto a superar los límites que tenías marcados?”
Si A responde positivamente, se toma el
tiempo necesario para imaginarse el entorno en que puede desarrollarse el acto
amoroso sin los temores antes mencionados. Lo vive plenamente en la imaginación,
desarrollándose con ternura y el máximo placer.
Si la respuesta es negativa, admite que
necesita mantener los límites de autoprotección. Tranquilízate comprendiendo
que os hace falta repetir unas cuantas veces el ejercicio antes de dar un paso
adelante.
Seguidamente cambiar los papeles y
repetir todo el proceso anterior. No se trata de elaborar una lista de temores,
sino de compartir una o dos vivencias de los mismos con el otro. Acabar con una
salutación sincera y un abrazo de fusión.
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