viernes, 7 de marzo de 2014
ESTIMULACION SEXUAL CON FANTASÍA
Para disfrutar profundamente de tu sexualidad, ni
siquiera es necesaria la pareja. Simplemente puedes recordar el acto y entrar
en ello. Pero primero debes tener la sensación. Si conoces la sensación, puedes
entrar en el acto sin pareja. Si has tenido la sensación, si has conocido el
momento en que no estabas ahí, sino sólo una energía vibrante se había vuelto
una y había un círculo con tu pareja, en ese momento no había pareja.
Durante esta técnica, es bueno que tengas los ojos
cerrados. Sólo entonces hay la sensación interna de un círculo. Cierra los
ojos; acuéstate como si estuvieras con tu pareja. Simplemente recuerda y
empieza a sentirlo. Tu cuerpo empezará a temblar y a vibrar. Olvídate
completamente de que tu pareja no está ahí. Muévete como si tu pareja estuviera
presente. Sólo al principio es «como si». Una vez que sabes, ya no es, «como
si»; entonces el otro está presente. Muévete como si estuvieras entrando
realmente en el acto de amor. Haz lo que hubieras hecho con tu pareja. Grita,
muévete, tiembla.
El martilleo constante en la mente humana de que el
sexo es pecado ha creado una profunda barrera dentro de ti. Nunca te permites a
ti mismo dejarte ir totalmente. Siempre hay algo que permanece separado
condenando, incluso para la nueva generación. Puede que digan que no están
abrumados, obsesionados, que el sexo no es un tabú para ellos, pero no puedes
descargar tu inconsciente tan fácilmente. Ha sido forjado durante siglos y
siglos; todo el pasado humano está ahí. De manera que aunque puede que no lo
estés condenando como pecado conscientemente, el inconsciente sigue
condenándolo continuamente. Nunca estás totalmente en el sexo. Siempre queda
algo fuera.
Simplemente entra en el acto sexual: entra en él
totalmente; no dejes nada fuera. Deja completamente de pensar. Sólo entonces
sucede la consciencia de que te has hecho uno con alguien.
Muchas religiones están en contra del sexo, le
tienen miedo, porque es una energía colosal. Una vez que estás en ella, ya no
estás, y entonces la corriente te llevará a cualquier parte; ésa es la razón
del miedo. Así que crea una barrera en la que tú y la corriente os volváis dos,
y no permitas que esta energía vital tome ninguna posesión de ti: domínala.
Este es falso, malsano, patológico, porque, en realidad, no puedes estar
dividido de esta corriente. Todas las divisiones serán falsas, arbitrarias;
porque tú eres la corriente, una parte inherente a ella, una ola en ella.
Prepara adecuadamente la habitación dónde vallas a
realizar el ejercicio y asegurándote de que nada te interrumpirá. Desnúdate y acomódate
en la cama, crea una fantasía erótica que te resulte altamente gratificante
desarrollándola con todo lujo de detalles que le proporcionen un máximo
realismo (puedes acompañarte de una música que facilite tu imaginación). Si lo
ves necesario puedes utilizar, previamente, material sexy como revistas, libros
o películas de contenido erótico.
Lenta y suavemente comienza a acariciarte tus zonas
sexuales por orden creciente de sensibilidad erótica: la cara, los cabellos, el
abdomen, la pelvis, detente unos instantes sobre el vello púbico, los muslos,
llegando sin prisas hacia la zona genital. Imagina que es tu pareja o la
persona que deseas la que te está acariciando. Siguiendo con tu fantasía
acaricia sensualmente los labios vaginales, explorando las sensaciones
placenteras que se producen en esta zona. Acaricia los labios mayores, los
labios menores, el clítoris y la entrada de la vagina, e incluso, cuando lo
tengas bien ubicado, tu punto G. Para el hombre hazlo acariciándote los
testículos (disfruta del tacto sobre la suave piel de estos), el perineo y luego el pene. Al principio hazlo con
suavidad y según aumente la excitación lo haces con mayor presión. Usa tu
propia lubrificación vaginal para cubrir el clítoris (si es precio puedes
utilizar aceite lubrificante). Tu respiración ha de ser rítmica siguiendo la
creciente tensión sexual. Cuando empieces a sentir esta tensión, mueve la
pelvis rítmicamente, empujando lentamente hacia atrás y hacia arriba, tal como
he explicado en ejercicios anteriores.
Sigue todo el procedimiento del ejercicio anterior
“Autoestimulación sexual”, pero ahora llegando hasta la descarga orgásmica.
Cuando te sientas cerca del orgasmo, puedes incrementar la tensión sexual
intensificando la respiración con jadeos y tensionado los músculos
pubococcigeos, acelera el ritmo del contacto con el clítoris (sobre el pene en
el caso del hombre) y profundiza en tu fantasía sexual.
Utiliza la técnica de la respiración sexual para
extender la experiencia orgásmica por todo tu cuerpo.
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