Comienza preparándote un espacio donde
nada ni nadie pueda molestarte, con luces tenues y ambiente acogedor. Desnúdate
y ve a la cama, una vez acomodado visualiza una escena romántica en la que
aparezca la persona que te interesa, hasta convertirla en una fantasía erótica.
Con los ojos cerrados imagina que esa
persona te está acariciando en tus zonas más sensibles, deja que tu imaginación
se desborde.
Acaríciate manteniendo esa fantasía,
tócate la cara y los cabellos con suaves movimientos, avanzando poco a poco
hacia el cuello, hombros, brazos y pecho. Disfruta del contacto de tus dedos
sobre el cuerpo. Sigue por el abdomen y la pelvis utilizando ambas manos, juega
con tu vello púbico. Acaricia tus muslos por el interior de las piernas. Siente
su tacto suave y quizás notes los efectos de la excitación que comienzas a
sentir. Intensificando los efectos excitantes de tu fantasía, acaricia
levemente tus genitales por unos instantes, para pasar de nuevo a los muslos,
abdomen, pecho y cara.
Disfruta con el contacto sobre las zonas
sensuales de tu cuerpo a la vez que desarrollas tus fantasías sobre la persona
que te atrae. Puedes alargar el ejercicio sensual, pero sin estimular los
genitales para llegar al orgasmo.
Finaliza respirando lenta y
profundamente, hasta que notes descender la tensión sexual y recuperar tu
relajación.
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