Consulta de psicología y sexología

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viernes, 7 de marzo de 2014

FAMILIARIZACION CON EL UMBRAL DEL ORGASMO

El orgasmo es el punto culminante del placer sexual con contracción rítmica de músculos y órganos sexuales; es una liberación intensa y placentera del sentimiento sexual o tensión, experimentada en la cúspide de la excitación sexual. En el hombre se produce la eyaculación, mientras que muchas mujeres no suele emitir ningún fluido sexual. En algunos casos las mujeres secretan un liquido similar al masculino, pero evidentemente sin espermatozoides, este es emitido a través de la uretra (o conducto urinario).
A medida que aumente la tensión orgásmica, relajaos y respirad juntos y dejad que las olas de placer se vayan formando y vayan impregnando todo vuestro cuerpo. Evitad llegar precipitadamente al punto culminante: saboread la fase de meseta que precede al clímax.
Para mucha gente el orgasmo empieza y acaba en los genitales. Has de tratar de vivir el orgasmo como una expresión de energía que implica a todo el cuerpo, utiliza la respiración y el movimiento para extender la energía orgásmica más allá de los genitales. Puedes crear progresivamente energía orgásmica en todo el cuerpo a la vez que permaneces relajado, de tal forma que puedes contener la energía durante unos periodos de tiempo cada vez más largos.
El orgasmo genital es la expresión primordial y más natural de la energía vital. Aunque se dé un buen acoplamiento, es preciso desarrollar una óptima conciencia sensorial a nivel genital. Para experimentar plenamente el orgasmo sexual debes recuperar la sensibilidad de los órganos sexuales, aliviando las tensiones que puedan haberse producido en experiencias sexuales negativas, transformándolas paso a paso en sensaciones placenteras. No se trata de aprender nuevas técnicas para hacer el amor, sino de prepararte para el flujo erótico natural y espontáneo que te llevará a un estado de goce exultante del amor sexual acorde con tu propia naturaleza.
En el orgasmo genital se dan dos fases básicas. En primer lugar, te excitas sexualmente o te pones a tono. Se trata de un proceso deliberado, denominado juego previo, en el que te excitas a través de una forma determinada de actuar. Seguidamente, en el punto crítico, el cuerpo empieza a responder por su cuenta, y poco a poco antes del momento del clímax se produce un cambio repentino al escapar la excitación de tu control bruscamente. Estalla una barrera interna liberando un flujo de sensaciones que se esparcen por el cuerpo durante un periodo de tiempo entre 12 segundos y 4 minutos.
El orgasmo explosivo corresponde a la respuesta genital corriente producida por la estimulación del pene, el clítoris y la vagina. Se produce un aumento de excitación y después una respuesta reflejo repentina e involuntaria en la que se libera la tensión de la excitación o se expulsa a través de la eyaculación.
Un error muy común al hacer el amor consiste en poner un gran interés y atención hasta conseguir el orgasmo, mostrando un total desinterés o apatía después de él. El hombre es casi siempre el respon­sable de esta conducta, ya que quiere llegar ense­guida al clímax, a menudo sin preocuparse de satis­facer a la mujer.
El acto sexual no debe tomarse como una «carrete­ra de los cien metros», que termina en un colapso absoluto. Esto tiende a crear sensaciones de vacío o resentimiento en el compañero, fenómeno conoci­do como la depresión postcoitaI. Cuando una pare­ja se familiariza con las necesidades, sexuales de ambos miembros, la adaptación mutua se establece de manera natural y sencilla.
Ahora aprenderás a crear la excitación a través de la respiración intensa en coordinación con unos movimientos específicos del cuerpo que persigue duplicar las vibraciones que se producen en el reflejo orgásmico del sexo. Seguidamente, cuando alcances un estado de alta excitación energética, el cuerpo empezará a responder por su cuenta y vivirás las mismas sensaciones “ondeantes” que asociamos al orgasmo. La respuesta del éxtasis empieza cuando las sensaciones que estas creando de forma deliberada pasan a ser involuntarias, cuando la excitación planificada pasa a ser un torrente espontáneo.
Como ya he comentado, cualquier intento de controlar el orgasmo directamente, por ejemplo, distrayéndote durante la relación sexual para retrasar la eyaculación acaba en fracaso. Para no eyacular demasiado pronto, hace falta no distraerse, sumergirse en las sensaciones sexuales y así percibir en qué punto estás para desencadenarse el orgasmo, de tal manera que te sea posible detener el avance antes de aproximarte demasiado a ese punto. Se trata de controlar la eyaculación de forma indirecta, no directamente.
Antes de provocar el mecanismo reflejo de la eyaculación has de parar la estimulación directa sobre el pene o en su caso sobre las zonas sensibles de los genitales femeninos, de tal manera que al detener la estimulación, la excitación disminuye y se evita el orgasmo eyaculatorio.

Pero esto ha de hacerse en el momento preciso, ya que si de tarda demasiado, se entra en el punto de no retorno y es inevitable la eyaculación. Por esta razón, has de estar centrado en la estimulación y no distraerte para percibir ese nivel prudente de excitación que precede al clímax orgásmico.

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