Consulta de psicología y sexología

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viernes, 7 de marzo de 2014

RELAJACION EN ACOPLAMIENTO

En este ejercicio aprenderás junto a tu pareja a relajarte profundamente y a extender la energía sexual a través de ambos cuerpos. Cuando las parejas se relajan juntas profundamente, entre sus campos de energía tiene lugar un efecto de resonancia que proporciona una profunda revitalización a ambos, pudiendo disfrutar de un largo orgasmo a nivel de todo el cuerpo.
Escoge un lugar cómodo y suave para tenderte junto a tu pareja. Pon música suave, relajante. Ha de durar unos veinte o treinta minutos. Comenzar con una salutación sincera.
Tumbaos en cualquiera de las siguientes posiciones:
Tumbados ambos sobre el lado derecho, en la “posición cuchara”, la espalda de uno toca el torso del otro. Utilizar almohadas debajo del cuello de cada uno para evitar la tensión muscular. Acoplaos hasta sentíos cómodos. En esta posición la pelvis puede moverse con libertad y ambos os podéis mover de forma independiente. La pelvis se puede mover hacia atrás y hacia delante siguiendo la respiración. Pudiendo conseguir un ritmo en común con el otro.
El miembro más ligero se situará encima del más fuerte. Utiliza una almohada para que el que está encima pueda apoyar su cabeza. El que está encima puede que se inquiete pensando que pesa demasiado, pero realmente no suele resultar molesto. Cuanto más se relaja más ligero resulta para el otro. Sólo se siente el peso cuando intenta aguantar y se pone tenso. Si ambos estáis acostumbrados a otra postura cuando estáis tumbados relajándoos, podéis adoptarla. Intentando que la mayor parte del cuerpo esté en contacto con el otro.
Cuando hayáis encontrado la posición adecuada, imagina que todas las tensiones o temores se expulsan a través de la respiración. Ten en cuenta otros detalles como la calidez del otro, la suavidad de su piel, la curvatura del hombro, la tierna sensación de protección, la caricia sensual de una mano en la espalda.
Al espirar libera los sentimientos no expresados, los resentimientos y preocupaciones. Sin que queden decepción, disgusto, previsiones. Simplemente ten el corazón abierto. Nota la tranquilidad, la calma. Cada vez que espiras te sientes más ligero. Resulta una sensación deliciosa de confianza que te proporciona el simple hecho de estar tendidos y dejar entrar al otro. Al relajarte, entras en el dominio de las sensaciones. Deja que la música fluya en el interior del pecho al inspirar. Que te llene el pecho, toda la espalda, el cuello y la garganta. Relaja la cara, especialmente los músculos próximos a los ojos y la boca. La lengua ha de flotar dentro de la boca sin tocar la cavidad. Notarás que se amplía el espacio interior de la cabeza.
Al espirar, libera toda necesidad de pensar y analizar. Siente que el espíritu se ensancha y se dilata. A medida que la música penetra en todo el cuerpo, de los pies a la cabeza, imagina que flotas en sus notas.
Cuanto más sensible y transparente consigas ser, notarás con más intensidad la ausencia de forma, entrarás en una nueva realidad en la cual hacer y no hacer son una misma cosa, donde la suavidad y la sutilidad son expresión de tu delicadeza y vulnerabilidad. Deja que se vayan relajando cada vez más profundamente cada parte del cuerpo, como si cada vez que espiraras te soltaras en el aire, sabiendo que se te abrirá el paracaídas. Puedes soltarte, te sientes seguro, y cuanto más te relajas más te irás compenetrando con el otro.
Al notar la conexión entre la temperatura corporal de ambos, la corriente de energía y los latidos del corazón, empezarán a disiparse y fundirse los límites entre ambos cuerpos. Esto suele ocurrir en un periodo de unos 15 o 20 minutos, o bien en media hora.
Podéis armonizar plenamente el ritmo respiratorio, inspirando y espirando al unísono sin esfuerzo. También podéis hacerlo a la inversa, cuando uno espira, el otro inspira. Intenta sintonizar con otras dimensiones que te gustaría compartir con este ser. Recibe el corazón del otro profunda y abiertamente. Conectar las mentes, flotar juntos hacia los desconocidos dominios del éxtasis. Si notas que esto ocurre en tu corazón, estas avanzando considerablemente en el sexo sublime.
Si notas que estas en una postura incómoda, no dudes en cambiarla. Pero haciendo cualquier movimiento lenta y suavemente.
Cuando hayáis explorado la relajación en conexión juntos y sin esfuerzo, la puedes integrar en los juegos amorosos.
Unid el pene y la vagina en una atmósfera apacible, relajada y curativa de tranquilidad, intimidad, respeto y amor. El hombre penetra la vagina con el pene relativamente blando. Quedaos quietos y relajados. Con suavidad, dirigid la respiración hacia la zona genital. Prolongad este ritual hasta que deje de resultaros cómodo y realizadlo siempre que busquéis una comunión profunda sin penetración activa. Este ejercicio es útil para cuando estás cansado para una relación sexual, y te sientes cariñoso y desearías confluir. Te enseña a incorporar al acto amoroso sentimientos de confianza y unión y fusión.
La conexión sexual es relajante y revitalizadora, importante para mejorar las relaciones conyugales, para disminuir el insomnio, la hipertensión, la irritabilidad, las úlceras y otras enfermedades. Esto se debe al efecto terapéutico de las corrientes de energía bioeléctrica que la pareja estimula mutuamente en sus cuerpos. Cuando la pareja ha estado ente 20 y 30 minutos tumbados juntos, las dos corrientes se unen y crean un campo de energía único. Las emociones negativas como el temor, la irritación y el resentimiento bloquean este flujo.
Dedica entre 30 minutos y un tiempo indefinido. Pon música suave, sensual. Comenzar besándoos y acariciándoos suavemente, notando cómo las sensaciones eróticas están a flor de piel tras los ejercicios anteriores, por la carga energética que habéis creado. Al haber excitado la energía, los besos y caricias suaves te ayudarán a extenderla a través de todo el cuerpo.
Al principio, la energía estimulada es posible que fluya hacia los genitales, Si esto se produce y notas que la tensión sexual es demasiado intensa, interrumpe los besos y caricias, permanecer inmóviles y os relajáis en el fluir de las sensaciones internas que habéis creado en el periodo de excitación. Deja que la energía fluya por todo el cuerpo al relajarte en ella, centrando la respiración en ella. Cuando notes que la energía se ha extendido os uniréis sexualmente en una postura cómoda que os permita estar relajados. Una de las mejores posturas es la de “tijeras”, con el hombre tumbado sobre el lado derecho.
No hace falta que el hombre tenga una erección ni que penetre completamente en la vagina. Es suficiente con introducir la mitad del pene. Que sea una penetración suave sin ser apremiante. Sintiéndolo como una penetración mutua, en una fusión física y emocional, mental y espiritual. Después continuar respirando y relajándoos juntos, extendiendo la ola de excitación que habrá acompañado a la penetración.
Inspira, concentrándote en los genitales, el ano y la pelvis. Espira profundamente, relajando la pelvis, las nalgas y los músculos próximos a los genitales y al ano. Al inspirar, nota cómo fluye en tu centro sexual la energía del otro. La música te ayudará a sentir esta sensación de fluidez. Al espirar, nota que las sensaciones de incomodidad, ansia, dolor o tensión (en genitales externos e internos) desparecen del cuerpo. Deja que se relajen estas zonas y que se abran como las flores bajo el sol matutino.
Puedes practicar el bombeo del PC para realzar el contacto de las paredes vaginales con el pene e intensificar la excitación mutua. Entrégate a la calidez y el hormigueo que experimentas en este estadio. Fúndete en él y conseguirás que irradie hacia tu pareja. Al relajarte es estas sensaciones, nota que se unen los corazones, se aúna la respiración. Explora esta forma sutil e interna de hacer el amor en que la excitación erótica se genera por medio de pequeños movimientos realizados por los músculos genitales internos de la mujer y los sutiles cambios en la respiración y no en el bombeo dinámico del acto amoroso corriente.
Cuando veas la necesidad de conseguir más estimulación, regresa a un movimiento más enérgico y a la fricción entre los genitales, pero en lugar de ascender hacia el orgasmo, te relajas de nuevo en plena excitación y notarás el aumento de la corriente de energía por todo el cuerpo: en el corazón y en la cabeza al igual que en la pelvis y los genitales. Procede de la misma forma que en la relajación en conexión, relajándoos, uniéndoos, fusionándoos, pasando a ser un solo cuerpo, dejando que las energías dancen su propio ritmo.
Al cabo de 20 ó 30 minutos, ambos cuerpos empezarán a vibrar de forma espontánea. Aceptar estas vibraciones, las favoreceréis, dejando que dancen en el interior de vuestro cuerpo. Cuando disminuya esta danza de energía en el interior del cuerpo y en el corazón, permanecer unidos todo el tiempo que os apetezca, incluso os podéis quedar dormidos sexualmente unidos. Después de esto, durante unos días os sentiréis llenos de vitalidad, relajados y radiantes.
No esperes la excitación normal, la culminación del arrebato sexual en este ejercicio. Limítate a dejar fluir la energía a su propio ritmo, sin interferir. Pero si experimentas un orgasmo y la eyaculación, no detengas el ejercicio, ni te sientas culpable. Deja que se produzca el clímax. Después seguir abrazados, disfrutando de la relajación y somnolencia postorgásmica.

Puede que tengas la sensación de que no ocurre nada, es un reflejo de las costumbres sexuales anteriores. Con la excitación no te precipites hacia el acto sexual genital, se trata de una meditación, estas aprendiendo a contener la energía orgásmica sin liberarla inmediatamente.  Después de varios minutos de relajación unida genitalmente a la otra persona, puedes notar una sacudida de energía por todo el cuerpo, o limítate a relajarte para que resurja la sensación del cuerpo.

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